Lo que ha servido para proteger que no sirva para destruir

Las Mascarillas quirúrgicas están frenando la propagación de la pandemia. Sin embargo, también están contaminando el planeta y poniendo en riesgo a muchos animales terrestres y criaturas marinas.

La mayor crisis sanitaria de los últimos 100 años también ha desencadenado una crisis económica y ha agudizado aún más la emergencia climática. Una gran variedad de organizaciones medioambientales, como GreenPeace o el Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF), han advertido numerosas veces sobre el peligro que suponen las mascarillas quirúrgicas  para el ecosistema. 

Esto se debe a que, tras su uso, no todas estas mascarillas acaban en un vertedero. Las mascarillas desechables se han convertido en las dueñas de las aceras, las playas e incluso los océanos de todos los continentes. Al acabar en el mar, las mascarillas quirúrgicas se unen a los más de ocho millones de toneladas de residuos plásticos que se vierten anualmente a los océanos.

Esto no sólo se debe a la irresponsabilidad ciudadana, sino también a la propia naturaleza de las mascarillas. Estas son muy ligeras, así que al tirarlas en cualquier papelera en la calle, es fácil que lleguen hasta el mar o queden abandonadas en un entorno natural. 

Contaminación de desechos plásticos 

Las mascarillas quirúrgicas no están fabricadas con materiales biodegradables, sino con una gran variedad de materiales de plástico. Por esta razón tienen un fuerte impacto ambiental, pues su vida útil es de solo cuatro u ocho horas. Si su uso se prolonga más tiempo, su eficacia no está garantizada.

Según datos publicados, en noviembre 2020, por la Fundación para el Conocimiento Madrid, si la mitad de los españoles usa una nueva mascarilla quirúrgica al día de media (un cálculo bastante conservador), se utilizan alrededor de 705 millones de mascarillas por mes solo en nuestro país. Esta cifra representa una cantidad exagerada de material higiénico-sanitario que, abandonado en un entorno natural,  puede tardar más de 450 años en degradarse, tal y como recalca GreenPeace en su página web. 

“Una mascarilla puede tardar más de 450 años en descomponerse”

(GreenPeace)

En definitiva, el desecho de las mascarillas de un solo uso está generando una importante contaminación ambiental por exceso de desechos de plástico. Asimismo, también pueden provocar la muerte de miles de especies de animales. 

Un peligro mortal para la fauna y las criaturas marinas 

Varias entidades ecologistas subrayan el peligro que suponen las gomas de las mascarillas para los animales. Las aves, por ejemplo, suelen quedarse atrapadas en ellas, las gomas acaban envolviendo sus picos, sus patas e incluso pueden llegar a estrangular al animal si la goma se instala alrededor del cuello. 

Por lo tanto, las asociaciones de protección de fauna y el partido animalista, PACMA, matizan la importancia de cortar las gomas de las mascarillas antes de desecharlas. Este pequeño gesto puede proteger a muchos animales. 

¿Entonces qué hacemos con las mascarillas desechables y cúal es la alternativa al uso de mascarillas quirúrgicas? 

Desafortunadamente, las mascarillas quirúrgicas no son reciclables y no deben tirarse al contenedor amarillo donde van los envases y los envoltorios de plástico. El procedimiento correcto tras su uso consiste en cortar sus gomas y tirarlas al contenedor general, al que echamos todos los residuos que no se reciclan. 

De todas formas, si quieres evitar por completo el desecho de mascarillas quirúrgicas, las mascarillas reutilizables son la solución más eco-friendly para hacer frente a la Covid-19 sin contribuir a la contaminación de desechos plásticos. 

Las mascarillas de tela son menos contaminantes pues sus materiales son menos perjudiciales para el medioambiente y además son reutilizables. Las mascarillas reutilizables no solo tienen una vida útil mucho más larga, sino que, una vez se ha superado el número máximo de lavados, se pueden triturar para obtener las fibras y volver a fabricarlas.

El debate sobre las mascarillas de tela

Hay que ser conscientes de que no todas las mascarillas de tela protegen. Es más, la expansión de nuevas variantes del SARS-CoV-2, como la sudafricana o la británica, ha llevado a Alemania y a Francia a restringir las mascarillas de tela. Desde nuestro punto vista, esta decisión es un error pues no todas las mascarillas de tela son peligrosas. Las mascarillas de tela elaboradas con restos de manteles o cortinas de casa, que no cumplen con las especificaciones técnicas de la UNE 0065:2020, sí que son peligrosas y efectivamente, no protegen. 

Sin embargo, las mascarillas de tela que cumplen con todos los parámetros de respirabilidad y filtración sí que son seguras, menos contaminantes y además más económicas a largo plazo. La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha asegurado que no van a cambiar sus recomendaciones y siguen avalando por el uso de mascarillas de tela. Además aclaran que estas siguen siendo efectivas a la hora de frenar los contagios de la Covid-19. 

“Las empresas textiles seguimos unos pasos muy estrictos para certificar nuestras mascarillas. En HISPANO TEX hemos volcado todo nuestro esfuerzo en la producción, desarrollo y homologación de nuestras mascarillas para conseguir los niveles de protección y filtración pertinentes. No es coherente que nuestras mascarillas se consideren equiparables a las fabricadas en casa con cualquier retal de tela.” 

Sharon Melul, adjunta a dirección general de HISPANO TEX.